Plantear una cirugía estética en niños debe ser una decisión excepcional. En general los niños no suelen preocuparse por un tema estético salvo que los compañeros se rían de ellos.
A veces el problema viene por los adultos de su entorno, que sin mala intención, advierten a los niños que «escondan algo que a ellos no les gusta». Unas orejas prominentes puede ser un ejemplo. Por eso siempre es mejor tener cuidado con los comentarios y demorar al máximo una posible intervención.
Principalmente porque los niños no toleran psicológicamente bien el proceso quirúrgico ni el dolor que pueda haber después. También, cualquier pequeña cosa que se pudiera tratar con anestesia local, necesitará con ellos un anestesista y profundizar más. Fuera de estas consideraciones, en mi consulta a veces vienen niños, claro acompañados por sus padres. Siempre intento valorar que sea el propio niño que desea pasar por este proceso. Yo lo explico muy bien y si el problema realmente lo atormenta y les afecta en su vida diaria, es él o ella mismo lo que decide pasar por quirófano.
Básicamente solicitan mejorar alguna cicatriz, eliminar manchas o pecas grandes y la intervención para reducir las orejas prominentes. Cuando está claro que la intervención es conveniente para solucionar un tema estético que para el niño o la niña es un problema psicológico importante, se decide operar.
Todo el esfuerzo está orientado para que el pequeño se sienta cómodo: la anestesia necesaria para que esté tranquilo y un seguimiento exhaustivo y del dolor para que no sufra. Si la motivación que tiene es grande, quedará contento y el tratamiento no resultará traumático.
Si continúas navegando por mi sitio web o haces click a aceptar, significa que aceptas el uso de cookies. Más información
The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.